Kaneko Misuzu, poemas

Kaneko Misuzu_poemas

Estrellas y dientes de león

En lo profundo del cielo azul
como guijarros en el fondo del mar,
yacen las estrellas invisibles a la luz del día
hasta que llega la noche.
No puedes verlas, pero están ahí.
Aunque las cosas sean invisibles, siguen ahí.

Los dientes de león marchitos y sin semillas
escondidos en las grietas de las tejas
esperan en silencio a la primavera,
sus fuertes raíces no se ven.
Aunque sean invisibles, están ahí.
Las cosas, aunque no se vean, siguen ahí.

Stars and dandelions

Deep in the blue sky,
like pebbles at the bottom of the sea,
lie the stars unseen in daylight
until night comes.
You can’t see them, but they are there.
Unseen things are still there.

The withered, seedless dandelions
hidden in the cracks of the roof tile
wait silently for spring,
their strong roots unseen.
You can’t see them, but they are there.
Unseen things are still there.

Kaneko Misuzu (1903-1930)

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Gran captura

Al amanecer,
maravilloso amanecer
¡Es una gran captura!
¡Una gran pesca de sardinas!
En la playa, es una fiesta
pero en el mar,
se celebran funerales
por las decenas de miles de muertos.

Big catch

At sunrise, glorious sunrise

it’s a big catch!

A big catch of sardines!
On the beach, it’s like a festival

but in the sea, they will hold

funerals

for the tens of thousands dead.

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Maravilla

Me pregunto por qué
la lluvia que cae de las nubes negras
brilla como la plata.

Me pregunto por qué
el gusano de seda que come hojas verdes de morera
es tan blanco.

Me pregunto por qué
la flor de la luna que nadie cuida
florece sola.

Me pregunto por qué
a todos los que pregunto
sobre estas cosas
se ríen y dicen: «Así son las cosas».

Wonder

I wonder why
the rain that falls from black clouds
shines like silver.

I wonder why
the silkworm that eats green mulberry leaves
is so white.

I wonder why
the moonflower that no one tends
blooms on its own.

I wonder why
everyone I ask
about these things
laughs and says, “That’s just how it is.”

Kaneko Misuzu. Poemas en inglés y japonés
Kaneko Misuzu (1903-1930), cuyo verdadero nombre era Kaneko Teru, nació en Nagato, un pequeño pueblo pesquero de la provincia de Yamaguchi. Huérfana de padre a los tres años, se crio al cuidado de su madre, que trabajaba en una librería, por lo que desde niña se familiarizó con la lectura. A los 20 años, publicó sus primeros poemas en revistas literarias, pero su carrera se trunca por un matrimonio concertado con un hombre que la obliga a renunciar a la literatura, prohibiéndole escribir.
De esta unión nace una niña y comienza su desgracia; su marido le contagia una enfermedad venérea y, cuando decide divorciarse, le reclama la custodia de su hija. Sumida en la depresión, la víspera del día establecido para que la entregara a su marido, Misuzu se suicida, dejando un mensaje en el que pide que la pequeña quede al cuidado de la abuela. Tenía 26 años.
Su hermano guardó sus cuadernos con más de 500 poemas. que no se pudieron publicar, y su obra cayó en el olvido.
En 1966, el poeta Setsuo Yazaki mientras hojeaba un libro, se topó con «Gran captura», un poema que le impactó y quiso saber más sobre su desconocida autora, pero se encontró con un vacío casi total. Comenzó a tirar del hilo y, tras 16 años, dio con el hermano de la poeta, que todavía conservaba sus manuscritos. En 1982 Setsuo Yazaki dio a conocer la existencia de tres cuadernos con 512 poemas escritos a mano por la propia Kaneko. La totalidad de la colección fue publicada en la antología “Obras completas de Kaneko Misuzu”, (1984).
La obra de Kaneko pertenece al género dōyō: canciones y poemas con aire infantil que, tras su aparente ingenuidad, transmiten las profundidades del alma humana.

Año 1990 de Nuestro Señor, en el punto azul pálido

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Año 1990 de Nuestro Señor, en el punto azul pálido

Ante un mundo atónito,
en noviembre de 1989, cae el muro de Berlín.
A unos 4.700 millones de kilómetros de la Tierra,
se cierran los ojos de la Voyager 2
tras haber sobrevolado Neptuno
y su excéntrica luna Tritón.
Mientras la multitud se agolpa en la Puerta de Brandeburgo,
la Nasa desactiva las cámaras de la nave
y, a ciegas, la sonda viajera
continúa su travesía hacia los confines del Sistema Solar.

El sueño del “Grand Tour” comenzó el verano de 1961
con una computadora de IBM
y un matemático programando series de ecuaciones
para resolver el problema de ‘los tres cuerpos’.
La pesadilla del muro comenzó también ese mismo verano
con la «Operación Rosa»,
un anillo de alambre de espino rodeando Berlín,
para resolver el problema del éxodo
de los muchos cuerpos que querían atravesar a occidente;
En Pasadena, Michael Minovitch
se enfrascó en la mecánica celeste,
dibujando trayectorias y rutas
para futuras misiones espaciales.
Nadie lo escuchó.
En Berlín los soldados levantaron bloques de hormigón,
cegaron ventanas, electrificaron vallas…
Un muro partió la ciudad en dos.
La población quedó dividida.
Nadie la escuchó.

En 1977, cuando los planetas se alinearon
y las Voyager partieron rumbo al infinito,
Berlin Este siguió bajo el influjo de astros infaustos,
tapiado el horizonte por un telón en blanco y negro.
Desde el espacio, a todo color,
llegaban a la tierra miles de imágenes
-Una Gran Mancha Roja abría sus pétalos
en el hemisferio sur de Júpiter;
sobre el limbo de Ío
se elevaba la pluma azul de Prometeo-
-Corría el año 1979 de Nuestro Señor el gigante gaseoso-
Los dioses volvieron a ocupar su lugar en el panteón celeste.

De la Europa celeste de las Voyagers
a la Europa de los estados satélites soviéticos,
de las grietas de su corteza helada
a las de la segunda guerra fría.
Mundos extravagantes
en los que orbitan imágenes icónicas,
como la del beso fraterno entre Brezhnev y Honecker
o la de la gran luna Ganimedes, una bola navideña en el espacio.
Pero todavía tendremos que esperar una década
hasta que el muro se derrumbe
y las Voyagers tomen el “Retrato de la familia” del Sistema Solar.

El año 1990 de Nuestro Señor, en el punto azul pálido,
la historia se acelera y el tiempo nos alcanza.
«Free, free Nelson Mandela» gritan en Ciudad del Cabo,
en todo el país repican las campanas y
ondean las banderas del Congreso Nacional Africano.
«Somos un pueblo», gritan en Berlin,
pidiendo la reunificación alemana.
El Pacto de Varsovia comienza a disolverse,
a su manera, con la doctrina Sinatra…
Aunque pocos lo saben,
la Vogager 1 se dirige hacia el espacio interestelar,
y antes de que apaguen sus cámaras, se gira
para echar un último vistazo a nuestro loco mundo
desde seis mil millones de kilómetros.

Mientras el muro se fragmenta en miles de pedazos,
en un punto del pixel,
Dimitri Vrúbel hace bocetos para el recuerdo
inspirados en la foto del beso socialista,
«Dios mío, ayúdame a sobrevivir a este amor mortal»
se titula el mural.
Era el 14 de febrero de 1990.

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Entre el 9 de noviembre del año 1989, día en el que cayó el muro de Berlín, y la primera quincena del mes de febrero del año siguiente, transcurre un trimestre frenético cargado de acontecimientos que cambiaron el mundo. El 9 de febrero de 1990 comienzan las obras de derribo del muro, al día siguiente, Gorbachov da el visto bueno para la reunificación alemana, que se producirá este mismo año. El 11 de febrero, en Sudáfrica, Nelson Mandela es puesto en libertad, tras 27 años en prisión, -era el principio del fin del apartheid-.
La cascada de acontecimientos se sucede, el Sóviet Supremo se plantea la disgregación de las repúblicas de la Unión Soviética y los países del bloque del Este inician un rápido proceso de democratización. Esta vorágine, que acabará con la disolución de la URSS y la desaparición del Pacto de Varsovia, desembocará en el final de la Guerra Fría y la construcción de un nuevo orden mundial.

En el cosmos, entre el otoño de 1989 y el invierno de 1990, las sondas Voyager marcaron un hito en la exploración espacial, al concluir el Grand Tour por los cuatro planetas gigantes en menos de una década. Tras la visita de la Voyager 2 al sistema de Neptuno, se apagaron sus cámaras, nunca más volvería a tomar imágenes de ningún cuerpo estelar.
La primera quincena de noviembre, la Voyager 1 sobrevoló Saturno y algunas de sus lunas, pero antes de iniciar su misión Interestelar realizó una última secuencia de 60 fotografías, era la última oportunidad de hacer un «Retrato de la familia del Sistema Solar» . En este mosaico de imágenes, la Tierra, apenas es un punto azul pálido en la inmensidad del espacio. Media hora más tarde de retratar a nuestro planeta, las cámaras de la Voyager 1 se apagaron. Estas serían las últimas de las más de 67 000 imágenes tomadas por la misión.

En su travesía por el espacio interestelar, Voyager 2 ya está a 20.000 millones de kilómetros de la Tierra y Voyager 1 a más de 24.000, aunque desde hace unos meses su unidad de telecomunicaciones comenzó a fallar y la NASA tiene problemas para repararla.

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Esta entrada, dedicada al punto azul pálido, participa en polidivulgadores de Hypatiacafe @hypatiacafe.

Las viajeras estelares

El 5 de septiembre de 1977 se lanzó desde Cabo Cañaveral la sonda Voyager 1. Su hermana gemela, Voyager 2, había despegado 16 días antes, el 20 de agosto, 47 años después, se han convertido en los objetos fabricados por el hombre que han viajado más lejos de nuestro planeta.
En la segunda mitad del siglo XX comenzó la carrera espacial, la rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética por la conquista del espacio hizo volar la imaginación de buena parte de la población mundial. En la década de los 70, millones de personas estaban enganchados por la exploración del cosmos y el estreno de la primera película de la saga ‘La Guerra de las Galaxias’, en 1977, desató la fiebre por la ciencia ficción.
En este contexto de misiones espaciales y contiendas estelares comenzaron su travesía las naves Voyager, que viajan con un disco de oro titulado «Los sonidos de la Tierra«, un compendio de datos elaborado por un comité presidido por Carl Sagan, que lo denominó una “botella en el océano cósmico”.
Pero en esta época los astros estaban también en sintonía; los planetas exteriores del Sistema Solar se alinearon a finales de la década de los 70 y su colocación era idónea para la asistencia gravitacional. Este efecto tirachinas permitió a las naves viajar a gran velocidad sin apenas consumir combustible. La sonda Voyager 2, por ejemplo, aprovechando sucesivamente el tirón de Júpiter, Saturno y Urano alcanzó Neptuno en 1989, sin este efecto hubiera tardado unos 30 años más. La fecha de lanzamiento no fue casual, los científicos sabían que los planetas no volverían a estar situados en esas posiciones concretas hasta el 2152. Pero ¿quién había llegado a esas conclusiones?
Para viajar a los planetas exteriores hace falta escapar de la fuerza gravitacional que ejerce el Sol y, en los años 60, la NASA no podía asegurar vida útil a una sonda más allá de unos meses, en esta época un joven matemático, Michael Minovitch, que realizaba el doctorado en el Jet Propulsion Laboratory (JPL), decidió dedicar su tiempo libre a resolver el problema de “los tres cuerpos”, programando en la nueva computadora IBM series de ecuaciones que le ayudaran a resolver la incógnita. Obtuvo una información bastante exacta sobre las posiciones de los planetas y demostró que si una nave pasa cerca de un planeta que orbita alrededor del Sol puede apropiarse de parte de la velocidad orbital de ese astro y acelerar en dirección opuesta al Sol sin utilizar el combustible de propulsión.
Intento por convencer a la Nasa de la importancia de su descubrimiento, dibujó a mano numerosas trayectorias de hipotéticas misiones, entre ellas una ruta específica que, años más tarde, se convertiría en la trayectoria de las sondas Voyager. Pero era el año 1962 y en el JPL estaban enfrascados con el Proyecto Apolo y nadie prestó mayor atención a su hallazgo.
El proyecto fue tomando forma cuando el ingeniero espacial Gary Flandro, partiendo de los estudios de Minovitch, comenzó a refinar los cálculos y cayó en la cuenta de que si entre 1976-1978 se lanzaba una sonda, ésta podría visitar los cuatro planetas exteriores, o bien varias combinaciones de los mismos además de Plutón. Finalmente, la NASA aceptó la idea de una gran expedición y, en 1970, se consiguieron los fondos para la construcción de dos naves espaciales gemelas que se convertirían en las Voyagers.
Tras enormes dificultades técnicas y cambios de planes, la misión fue todo un éxito, la Voyager 1 sobrevoló a Júpiter y Saturno y, a continuación, después de visitar Titán (luna de Saturno), abandonó la eclíptica del Sistema Solar. La Voyager 2, después de visitar Júpiter y Saturno, siguió su camino hacia Urano y Neptuno, dejando la eclíptica tras el paso sobre Tritón (luna de Neptuno). Ambas han realizado hallazgos asombrosos, como el descubrimiento de 22 nuevos satélites, anillos en Júpiter o que Europa parece estar cubierta por un vasto océano de hielo y continúan su viaje. En septiembre de 2013 la Nasa anunció que la Voyager 1 había atravesado la heliosfera, una burbuja que rodea a todo el Sistema Solar.
Lo más sorprendente es que 47 años después todavía siguen enviando señales y los datos de sus diferentes instrumentos.
Si una imagen pudiera representar esta misión, sería la tomada por la Voyager 1 desde una distancia de 6000 millones de kilómetros, en el que nuestro planeta visto desde los confines del sistema solar queda casi reducido a un pixel en la fotografía y que fue bautizada Un punto azul pálido.

Acoplado a un costado de las naves, viaja el disco de oro de las Voyager “Sonidos de la Tierra”, un compendio de datos que nos representara como humanidad, elaborado por un comité presidido por el astrónomo y escritor Carl Sagan. Entre los sonidos enviados al Cosmos, como mensaje en una botella, está la canción ‘Dark Was the Night, Cold Was the Ground‘, (Oscura era la noche, fría estaba la Tierra) de Blind Willie Johnson.

Oscura era la noche, fría estaba la Tierra

“Oscura era la noche, fría estaba la Tierra”,
el blues de ‘Blind’ Willie Johnson,
junto con el canto nocturno de los navajos
y los latidos del corazón de Ann Druyan
ya han cruzado el Cinturón de Kuiper.
—La NASA anunció que la Voyager 1
dejaba atrás la heliopausa, abandonando el Sistema Solar—.
Desamparados en la Vía Láctea,
arropados tan solo por gas ionizado,
los esquemas de ADN y las leyes de Newton
duermen su letargo cósmico
en los surcos del disco de oro de la Voyager
con otros ‘grandes éxitos’ del Planeta.
Escucho el gemido de la guitarra
mientras oscurece en esta parte de la Tierra,
y el verano se debilita, como la señal de la Voyager.
La luna mengua,
y el lamento de ‘Blind’ en las calles de Beaumont,
se desplaza hacia la nube de Oort,
—en unos 40.000 años se aproximará a la constelación de la Jirafa—.
Entre rasgueo y rasgueo,
repaso el inventario que vaga en el abismo
y que intenta explicar “a quién corresponda”
la deriva continental, la evolución de los vertebrados
o el endemoniado tráfico de una ciudad en hora punta.
En la carátula,
una descripción del lugar de nuestro planeta en la Galaxia,
un átomo de hidrógeno
y las instrucciones de uso y manejo del disco.
“Dark was the night, cold was the ground”
(Oscura era la noche, fría estaba la Tierra),
Un blues desvalido en la frontera.
Voz profunda adentrándose en el espacio profundo,
mensajera frágil “en el áspero camino hacia las estrellas”.

Más información
«El beso fraternal socialista«, 1979. El fotógrafo Regis Bossu logró captar este momento en el que Leonid Brezhnev y Erich Honecker se dan un «beso». Posteriormente, la imagen sirvió de inspiración para un mural,  pintado en 1990, por el artista ruso Dmitri Vrúbel en la East Side Gallery, una sección del muro de Berlín.

Un puñado de foraminíferos de Sarah Maguire

Sarah Maguire_foraminiferos_microfósiles

Un puñado de foraminíferos

La arena, a primera vista –
granular,
una rica molienda
de finos granos y pepitas,
abriéndose
en un enjambre de casas diminutas
pintadas de rosa u ocre, azafrán, tiza,
algunas fundidas sólidamente como el cristal
– hialino, diamantino,
la traslúcida cuna íntima de una lágrima.

****

La equilibrada simplicidad de una célula unicelular
ocupada en sus asuntos
en absoluto silencio.
Los pseudópodos
flotan claros a través de sus aberturas,
estandartes surcando las aguas
flecos volantes, bufandas, faldas harapientas;
breves redes de tacto,
tímidos gestos de contacto.
Sus mansiones de filigrana
están llenas de secretos
pasadizos auriculares
dan a galerías,
suaves arcadas,
surcadas de pérgolas, se abren
a balcones que se inclinan
sobre puertas entreabiertas.

****

Bentónicos,
sus galaxias alfombran las profundidades de los océanos,
un lento rezume calcáreo
que se acuesta suavemente en la oscuridad.
Crean sus casas
de restos flotantes y desechos,
ajustando los granos cuidadosamente
entre los alvéolos,
segregando un mortero calcáreo resistente;
las paredes de las conchas se pulen hasta que brillan
o con guijarros de un blanco azucarado –
la arquitectura de la casualidad y la gracia.

****

Centavos del cielo,
el amarillento lecho de roca
tallado en losas repleto de tesoros
Deslizándose desde sus casas
llegan cientos de monedas
grandes soberanos que tropiezan,
bolsillos llenos de calderilla,
ideales para Lanzarlos, ideales para atesorarlos
en cofres.
Nummulites gizahensis,
la riqueza de los faraones
se eleva hacia el cielo,
una escalera de piedra caliza a las estrellas.

****

Plantas rodantes, naves espaciales, semillas perla, calamares,
Luces de colores, alfileteros, biodomos, vainas,
coladores, estrellas de mar, vilanos, lentejas,
borlas, ammonites, pepinillos, dientes,
hongos de lobo, huesos largos, condones, bombillas,
termómetros, granadas, catapultas, granizo.

Abre los puños y
los restos mortales de un millón de criaturas
se escurrirán
de entre tus dedos.
Eoceno
polvo en el viento.
Sarah Maguire (Londres, 1957 – 2017) / The Pomegranates of Kandahar. / Traducción de Elena Soto

Firmeza

el corazón del everest
está adornado con incrustaciones
de corales,
pequeñas conchas y hepáticas,
criaturas marinas
petrificadas
Caliza quebradiza,
sus cristales
se erosionan
bajo la nieve, vienen a la deriva
en el aire azul y leudante.
El océano, mi amor,
es realmente muy poco profundo –
embarca montañas
hasta
desde sus flancos,
bosques, lagunas
Lo que es firme
se mueve –
el tiempo curtido en piedra
sales
depositadas en los sedimentos,
la caída de las hojas,
el duro empuje de los brotes
bajo la lluvia
golpeando el cristal.
Sarah Maguire, Almost the Equinox: Selected Poems.

Foraminíferos chivatos del pasado de nuestro planeta

Cuando paseamos por la arena de la playa, buceamos en el mar o contemplamos algunos monumentos construidos con roca caliza, quizás ignoremos que en todos estos lugares existe un mundo de caprichosos diseños, formado por pequeñas criaturas marinas. Los foraminíferos son joyas en miniatura que aparecieron en nuestro planeta hace unos 500 millones de años y sus descendientes han llegado hasta nosotros, poblando mares y océanos, desde los polos hasta el ecuador, y desde las zonas litorales hasta los fondos oceánicos.
En ocasiones estos organismos aparecen en los lugares más insospechados -sus fósiles forman parte de construcciones tan famosas como las pirámides de de Egipto-, y es que las conchas de estos habitantes del antiguo mar de Tethys, que se acumularon durante millones de años hasta formar rocas calizas, han sido empleadas desde tiempos inmemoriales como material de construcción; en la pirámide de Guiza, por ejemplo, puede verse uno de los ejemplares de mayor tamaño del denominado Nummulites gizehensis (del latín nummulus ‘pequeña moneda’), un género de foraminíferos extintos, que vivió durante el Mioceno medio, cuando toda aquella región era un gran arrecife coralino.
Los foraminíferos son protozoos, seres unicelulares eucariotas, que a pesar de tener una única célula pueden ser extremadamente complejos en funciones y estructura interna. Serían una especie de amebas con conchas. Su caparazón, normalmente de carbonato cálcico, está constituido por cámaras interconectadas por poros llamados forámenes (foramina), característica que les da su nombre. Pueden encontrarse en todos los ambientes marinos (litorales, neríticos y pelágicos) y son organismos fundamentales en la red trófica de todos los mares del planeta, pero, además, poseen un enorme interés científico, pues ayudan a los investigadores no solo a desentrañar cómo eran los océanos y sus ecosistemas en el pasado, sino también a inferir las condiciones ambientales actuales.

Poema a Sibylla Merian

Maria Sibylla Merian murió en Ámsterdam el 13 de enero de 1717 y fue enterrada unos días más tarde, el 17 de enero, en lo que entonces era el cementerio Leidse Kerkhof, en el centro de la ciudad. Persiste el mito de la tumba de indigente, pero la inscripción en el registro funerario es clara: Maria Sibylla Merian invirtió cuatro florines antes de morir para que 14 portadores del féretro la condujeran a su última morada. El cementerio donde fue inhumada se cerró en 1866.
En su memoria, he escrito un poema para una lápida imaginaria, donde pueda reposar con todas las criaturas que tanto amó. Si viviera hoy en día, Merian visitaría los cementerios para observar a las mariposas y dibujar su fragilidad. Recientes estudios han constatado que estos espacios son los últimos refugios para muchas especies de flora y fauna, reconociendo su papel como protectores de la biodiversidad. El limbo de no sepultura de Sibylla Merian ha sido la inspiración para este poema.

Mariposas en el limbo

A Sibylla Merian

Cuando la luz extiende sus alas entre las mariposas,
las medioluto del norte
vuelan hasta el cementerio de Leidse
guiadas por la Parca.
Las lanzas del lirio guerrero
custodian una lápida sin nombre,
donde las flores de centaura parpadean
atrayendo a las errantes.
Las escamas flotan,
como povisas de nieve sobre el mármol,
descienden lentamente y se posan,
dibujando un damero para Sibylla Merian.

Anochece, en el santuario de difuntos sin nombre,
las polillas lunares funden sus alas
con el liquen de las alas de los ángeles
y las pavones gigantes vigilan en la oscuridad
la tumba donde centellean las luciérnagas,
adornada con una diadema de destellos luminosos.

Los que llamaban engendros del Averno
acuden a su reunión secreta con las plantas.
Selenias y saturnias alzan vuelo,
agitan la memoria de la noche
despertando el sueño de las flores;
son fantasmas que arrebatan con el polen
imágenes oníricas
para que Sibylla Merian las pinte en sus estampas,
-de la natividad a la resurrección-
«La oruga, maravillosa transformación y extraña alimentación floral»

Línea a línea, con un trazo suave,
tan frágil como el polvo de sus alas,
las bestias mutan en criaturas celestiales
sobre el pergamino.
Merian las amaba,
sabía que no eran entelequias,
«Todas las orugas emergen de sus huevos».
A veces las nutría,
anotaba sus costumbres,
observaba los sudarios de seda suspendidos de los árboles,
los cofres colgando como extraños frutos de los tallos,
descubría mandorlas enterradas en el suelo o entre hojas.
Crisálidas esperando a que la luz revele
los colores impresos en sus genes.

Sibylla Merian, la iluminadora de las mariposas

«En mi juventud me dediqué a buscar insectos. Empecé con los gusanos de seda de mi ciudad natal de Fráncfort. Después establecí que a partir de otras orugas se desarrollaban muchas de las bellas mariposas diurnas, como lo hacen los gusanos de seda. Esto me llevó a recoger todas las orugas que podía encontrar para observar su transformación».
Uno de los fenómenos más fascinantes de la naturaleza es la metamorfosis que, en algunas criaturas como la mariposa, es espectacular. La transformación que experimentan no es exclusiva de estos animales, ocurre en muchos otros, pero en el caso de las mariposas es de tipo completo produciéndose grandes cambios fisiológicos y estructurales, que van desde el nacimiento hasta que alcanzan su madurez. Las cuatro etapas de este proceso (huevo, larva, crisálida e imago) han sido objeto de todo tipo de especulaciones dando pie a las más variadas creencias y concepciones místicas.
El Renacimiento trajo consigo avances notables de la mano de los naturalistas que comenzaron a alejarse de la dimensión simbólica de los insectos y a describirlos, sentando las bases de la entomología moderna. Gracias a sus observaciones y a las de siglos posteriores se comenzó a conocer cómo era la metamorfosis de muchas espacies.
Una de las figuras más notables en este campo es la de la naturalista y pintora alemana Maria Sibylla Merian (1647-1717) que dedicó toda su vida al estudio de los insectos, especialmente de las mariposas. «Cuando me di cuenta de que las mariposas y las polillas se desarrollaban más deprisa que otras orugas, recogí todas las orugas que pude encontrar para observar su metamorfosis», escribió sobre de su trabajo. «Me retiré de la sociedad humana y me dediqué exclusivamente a estas investigaciones. Además, aprendí el arte de dibujar para poder trazarlas y describirlas tal como son en la naturaleza».
Pero, además de la metamorfosis, Merian también añadió numerosos detalles de la evolución y vida de los insectos, mostrando, por ejemplo, como cada oruga depende de ciertas plantas para su alimentación y que este es el motivo por el que ponen los huevos cerca de ellas.
Tras perder a su padre a los tres años de edad, se educó con su padrastro, el artista Jakon Marell, que le enseñó pintura, dibujo y grabado y con 13 años ya realizaba imágenes de las plantas e insectos que observaba. A los 18 años contrajo matrimonio con el arquitecto y pintor Johann Andreas Graff y se trasladó a Nuremberg, donde siguió con sus observaciones e ilustraciones, centrando su investigación en las mariposas y dibujando detalladamente su metamorfosis. Estos apuntes serían la base de su libro La oruga, su maravillosa transformación y su extraña alimentación con flores, en el que reúne una serie de grabados que ilustra una gran variedad de ejemplares botánicos.
Pero la parte más apasionante de su investigación comenzó en 1685, cuando tras separarse de su marido emprendió un viaje en solitario de investigación y observación de la naturaleza que la llevaría a Surinam, en la Guayana holandesa, para estudiar las plantas, frutos e insectos de la región y enriquecer su investigación y su obra gráfica. Viajó acompañada de una de sus hijas y se dedicó en cuerpo y alma a dibujar insectos y plantas autóctonos hasta que la malaria la obligó a volver a Europa.
Los viajes científicos eran bastantes desconocidos en esta época y sus contemporáneos, por supuesto hombres, cuando se desplazaban a las colonias era para hacer colecciones o para instalarse y prosperar. Ninguna mujer iba a la otra punta del mundo a estudiar animales y su proyecto fue considerado una excentricidad. Merian recolectaba orugas, las alimentaba con las hojas de las plantas donde las encontraba y observaba su transformación, comprobando que dos que parecían idénticas, tras la metamorfosis, eran muy distintas (dimorfismo sexual). Realizaba sus exploraciones acompañada por nativos que le contaban todo lo que sabían de los animales y las plantas (nombres, usos medicinales…), en una de las láminas de este libro dedicada a la planta Flos Pavonis (Caesalpinia pulcherrima) comenta que «Los los esclavos la emplean para no tener hijos».
«He creado la primera clasificación de todos los insectos con crisálida, las capillas que vuelan de día y las lechuzas, que vuelan de noche. La segunda clasificación es para los gusanos, orugas, moscas y abejas. Conservé los nombres de plantas, ya que eran utilizados en América por los habitantes y los indios».
A su vuelta de Surinam, publicó su obra magna Metamorphosis Insectorum Surinamensium, en holandés y latín, un tratado con el que estableció los fundamentos de la entomología moderna, además de presentar especies desconocidas para naturalistas europeos. Pero sus estudios no fueron aceptados por la comunidad científica de la época. Maria Sibylla Merian continuó observando la naturaleza y dando clases de dibujo hasta poco antes de su muerte pues sus publicaciones no le daban para vivir.
Sus años de investigadora la convirtieron en la primera naturalista enfocada por completo en la transformación de los insectos. Su clasificación de las mariposas de Surinan es utilizada aún hoy en día. Desafortunadamente, su trabajo fue ignorado durante muchos años. En Alemania, la trayectoria de la entomóloga fue reconocida públicamente en el siglo XX. Además del interés científico, sus dibujos son considerados como obras de arte y coleccionados por aficionados de todo el mundo.
El poema dedicado a la naturalista Maria Sibylla Meria participa en el tema Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia de Hypatiacafe @hypatiacafe.

ENLACES DE INTERÉS
María Sybilla Merian: conquistadora de lo imposible de Alejandra Olguín.
Maria Sibylla Merian, una valiente entomóloga, de Carolina Martínez Pulido, publicado en Mujeres con ciencia.
Maria Sibylla Merian, intrepid traveler, de Theresa Thompson

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Poem to Sibylla Merian

Maria Sibylla Merian died in Amsterdam on January 13, 1717 and was buried a few days later, on January 17, in what was then the Leidse Kerkhof in the center of the city. The myth of the pauper’s grave persists, but the inscription in the burial register is clear: Maria Sibylla Merian invested four guilders before her death for 14 pallbearers to carry her to her final resting place. The cemetery where she was buried was closed in 1866.
In her memory, I have written a poem for an imaginary tombstone, where she can rest with all the creatures she loved so dearly. If she were alive today, Merian would visit cemeteries to observe butterflies and sketch their fragility. Recent studies have found that these spaces are the last refuges for many species of flora and fauna, recognizing their role as protectors of biodiversity. Sibylla Merian’s no-burial limbo has been the inspiration for this poem.

Butterfly limbo

When the light spreads its wings among the butterflies,
the northern half- mourner fly to
the Leidse cemetery
guided by the Reaper.
The lances of the warrior lily
guard a tombstone without a name,
where the centaury flowers flicker
attracting the wandering ones.
The scales float,
like snow povises on marble,
slowly descend and land,
drawing a checkerboard for Sibylla Merian.

Night falls, in the shrine of the nameless dead,
moon moths fuse their wings
with the lichen of the angels’ wings
and the giant peacocks keep watch in the darkness
the tomb where the fireflies sparkle
adorned with a tiara of luminous flickers.

Those they called the begets of the Avernus
come to their secret meeting with the plants.
Selenies and saturnias take flight,
shake the memory of the night
awakening the dream of the flowers;
They are ghosts that snatch with the pollen
dreamlike images
for Sibylla Merian to paint in her prints,
–from the Nativity to the Resurrection-
The Caterpillar’s marvelous transformation and strange floral food.

Line by line, with a soft stroke,
as fragile as the dust on its wings,
the beasts mutate into celestial creatures
on the parchment.
Merian loved them,
she knew they were not entelechies,
«All caterpillars emerge from their eggs
Sometimes she nurtured them,
noted down their habits,
She watched the silk shrouds suspended from the trees,
the chests hanging like strange fruits from the stems,
She discovered mandorlas buried in the ground or among leaves.
Crysalides waiting for the light to reveal
the colors imprinted in their genes.

La naturaleza salvaje de Marosa Di Giorgio

MAROSA_DI_GIORGIO_papeles_salvajes

El gladiolo es una lanza con el costado lleno de claveles, es un cuchillo de claveles; ya salta la ventana, se hinca en la mesa; es un fuego errante, nos quema los vestidos, los papeles. Mamá dice que es un muerto que ha resucitado y nombra a su padre y a su madre y empieza a llorar.

El gladiolo rosado se abrió en casa.
Pero ahuyéntalo, dile que se vaya.
Esa loca azucena nos va a asesinar.

@@@@@@@@@@@@@@@@@

Me acuerdo de los repollos acresponados, blancos, -rosanieves
de la tierra, de los huertos-, de marmolina, de la porcelana más
leve, los repollos con los niños dentro:
Y las altas acelgas azules.
Y el tomate, riñón de rubíes.
Y las cebollas envueltas en papel de seda, papel de fumar, como
bombas de azúcar, de sal, de alcohol.
Los espárragos gnomos, torrecillas del país de los gnomos.
Me acuerdo de las papas, a las que siempre plantábamos en el
medio un tulipán.
Y las víboras de largas alas anaranjadas.
Y el humo del tabaco de las luciérnagas, que fuman sin reposo.
Me acuerdo de la eternidad.

@@@@@@@@@@@@@@

Me encantan la magnolia amarilla,
y la magnolia rosada y amarilla,
y la magnolia blanca como un estrella,
y la magnolia con rayas grises,
ésa parece una pájara del bosque,
una polla con las alas abiertas.
Pido a papá que me traiga la magnolia que nadie tiene;
y él va y la corta en el minuto preciso,
y la trae al medio de la pieza,
y ella abre los grandes pétalos perfumados,
y le cuelga la cabecita gris sangrando.

@@@@@@@@@@@@@

Traemos una hoja parda, una hoja de violeta, una hoja redonda, una hoja estriada.
Sobre la mesa, las violetas con su delicado tentáculo, su melenita azul. Ese perfume y ese color son del trasmundo, del submundo, de donde viene el Señor, el Negro, el mariposa de plata, de muchísimas alas, apoyándose en una, en otra.
Todos quieren matarle, deshacerle, pero resulta imposible, porque es inmortal, y se desliza con un raro barullo; le siguen antiguos niños, papeles rotos, y violetas.

@@@@@@@@@@@@@@@@

Las margaritas abarcaron todo el jardín, primero, fueron como
un arroz dorado; luego, se abrían de verdad; eran como pájaros
deformes, circulares, de muchas alas en torno a una sola cabeza
de oro o de plata. Las margaritas doradas y plateadas quemaron
todo el jardín. Su penetrante perfume a uvas nos inundó, el pe-
entrante perfume a uvas, a higo, a miel, de las margaritas, que-
mó toda la casa. Por ellas, nos volvíamos audaces, como locos,
como ebrios. E íbamos a través de toda la noche, del alba, de la
mañana, por el día, cometiendo el más hermoso de los pecados,
sin cesar.

@@@@@@@@@@@@@@@

Me libré de los jazmines. Antes, en diciembre, crecían
anchos como viñas. Era casi imposible ir al colegio; mamá,
igual,me ponía el vestido de organdí blanco y los moños, y
me empujaba entre aquellas flores que no admitían otra cosa
que su locura, su brío, su vida apasionada e inmaculada. El
perfume era tal, que se podía tocar como si fuera un tul o una
espuma; a veces, de tan blanco, se volvía plateado, y hasta
celeste. Una vez el organdí se me deshizo; era imposible
andar o detenerse; quedé desnuda entre aquellas copas
velatorias; se formaban desesperadamente, y, a la vez, no
tenían ningún interés por mí; no sé cómo pude salir viva de
aquella vida, del rosal siniestro del Jazmín del Cabo.

@@@@@@@@@@@@@@@@

Las avispas eran finísimas. Como los ángeles, cabían muchas en un punto. Todas parecían señoritas, maestras de baile. Imité su murmullo bastante bien. Rondaron sobre las flores blancas del manzano, las ocres del membrillo, las duras rosas rojas del granado. O en las fuentecitas, donde mi prima, mi hermana y yo las mirábamos con la mano en el mentón. Ante ellas fuimos gigantes, monstruos. Pero lo más pasmoso era los cartones que fabricaban; casi de golpe, aparecían sus palacios de grueso papel gris, entre las hojas y, adentro, platos de miel.
Mientras, proseguía el lagarto cazando huevos de gallina, calientes golosinas; cruzaban las víboras azules como el fuego, subían claveles labrados y rizados, iguales a copas de arroz y de frutilla.
El mundo, por todas partes, acuciante, encantador.
Y una cara, separada, sólo pintada, iba entre las hojas, ojos bajos, boca abierta y roja.
Y cuando ya había pasado, pasaba una vez más.

Marosa Di Giorgio (Salto, Uruguay, 1932- Montevideo, 2004). Su obra poética, reunida bajo el título de Los Papeles Salvajes, se le otorgó el I Premio Internacional de Poesía en lengua castellana, convocado por el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Algunos de sus libros publicados son: Poemas (1954); Humo (1955); Druída (1959); Historial de las violetas (1965); La guerra de los huertos (1971); Clavel y tenebrario (1979); La liebre de marzo (1981); Mesa de esmeralda (1985); La falena (1989); y Membrillo de Lusana (1989). En prosa, publicó Misales (Calicanto, Montevideo, 1993); Camino de las pedrerías (Planeta, 1997) y Reina Amelia, su primera novela
(Adriana Hidalgo, 1999).

La representación de la naturaleza en el arte es una vía de acercarnos a la poesía de Marosa di Giorgio, de entrar en su mundo de una naturaleza alucinada y a la vez domesticada. Di Giorgio siempre subraya el ambiente natural, un mundo de la chacra de su infancia donde los vegetales comunes –la calabaza, las arvejas, la cebolla– se entremezclan vertiginosamente con flores venenosas, con frutos mágicos, en campos por donde se mueven familiares, vecinos, animales, la Virgen, y seres nocturnos que seducen y asustan.
La abundancia campestre de este mundo se tiñe a veces de algo enfermizo, casi como si hubiera algo que infectara las raíces de las plantas para que nunca llegaran a su plenitud. A veces el escenario se parece a un Edén domesticado, pero siempre al borde de lo salvaje. La evocación de la naturaleza de esta manera es a la vez una nostalgia teñida de amenaza.

La naturaleza irresistible e intolerable de Marosa di Giorgio de Gwen Kirkpatrick.

Cent mille milliards de poèmes de Queneau

Cent mille milliards de poèmes_Queneau

10 sonetos diferentes en 10 páginas distintas, recortados en tiras (en cada tira un verso), de manera que, al abrir el libro se puede leer el primer verso del primer poema, seguido del segundo verso del segundo poema o del tercero o del cuarto…, porque hay diez posibles maneras de elegir primer verso, diez de seleccionar el segundo de manera independiente, y así hasta el catorce. El número total de combinaciones posibles es 10 elevado a 14 (100.000.000.000.000), Son, por tanto, cien billones.
Queneau hace un cálculo del tiempo que se necesitaría para leer todos los poemas posibles: 45 sg para leer un poema, 15 sg para cambiar las tiras, 8 horas de lectura al día, 200 días de lectura al año… un millón de siglos de lectura.

El libro puede leerse de modo convencional, como un conjunto de diez páginas (10 sonetos) uno en cada página, o puede hojearse e ir combinando los versos (100 billones de posibles poemas), el libro de nunca acabar.

Las 140 lineas

Le roi de la Pampa retourne sa chemise
Lorsque tout est fini lorsque l’on agonise
Le cheval Parthénon s’énerve sur sa frise
Le vieux marin breton de tabac prit sa prise
C’était à cinq o’clock que sortait la marquise
Du jeune avantageux la nymphe était éprise
Il se penche il voudrait attraper sa valise
Quand l’un avec l’autre aussitôt sympathise
Lorsqu’un jour exalté l’aède prosaïque
Le marbre pour l’acide est une friandise

Pour la mettre à sécher aux cornes des taureaux
Lorsque le marbrier astique nos tombeaux
Depuis que lord Elgin négligea ses naseaux
Pour de fin fond du nez exciter les arceaux
Pour consommer un thé puis des petits gâteaux
Snob un peu sur les bords des bords fondamentaux
Que convoitait c’est sûr une horde d’escrocs
Se faire il pourrait bien que ce soit des jumeaux
Pour déplaire au profane aussi bien qu’aux idiots
D’aucuns par dessus tout prisent les escargots

Le cornedbeef en boîte empeste la remise
Des êtres indécis vous parlent sans franchise
Le Turc de ce temps-là pataugeait dans sa crise
Sur l’antique bahut il choisit sa cerise
Le chauffeur indigène attendait dans la brise
Une toge il portait qui n’était pas de mise
Il se penche et alors à sa grande surprise
La découverte alors voilà qui traumatise
La critique lucide aperçoit ce qu’il vise
Sur la place un forain de feu se gargarise

Et fermentent de même les cuirs et les peaux
Et tout vient signifier la fin des haricots
Il chantait tout de même oui mais il chantait faux
Il n’avait droit qu’à une et le jour des Rameaux
Elle soufflait bien par dessus les côteaux
Des narcisses on cueille ou bien on est des veaux
Il ne trouve aussi sec qu’un sac de vieux fayots
On espère toujours être de vrais normaux
Il donne à la tribu des cris aux sens nouveaux
Qui sait si le requin boulotte les turbots ?

Je me souviens encor de cette heure exquise
On vous fait devenir une orde de marchandise
Le cheval Parthénon frissonnait sous la bise
Souvenez-vous mes amis de ces îles de Frise
On était bien surpris par cette plaine grise
Quand on prend des photos de cette tour de Pise
Il déplore il déplore une telle mainmise
Et pourtant c’était lui le frère de feintise
L’un et l’autre a raison non la foule insoumise
Du voisin le Papou suce l’apophyse

Les gauchos dans la plaine agitaient leurs drapeaux
On prépare la route aux pensers sépulcraux
Du client londonien où s’ébattent les beaux
Où venaient par milliers s’échouer les harenceaux
Quand se carbonisait la fureur des châteaux
D’où Galilée jadis jeta ses petits pots
Qui se plaît à flouer de pauvres provinciaux
Qui clochard devenait jetait ses oripeaux
Le vulgaire s’entête à vouloir des vers beaux
Que n’a pas dévoré la horde des mulots ?

Nous avions aussi froids que nus sur la banquise
De la mort on vous greffe une orde bâtardise
Il grelottait le pauvre aux bords de la Tamise
Nous regrettions un peu ce tas de marchandise
Un audacieux baron empoche toute accise
D’une étrusque inscription la pierre était incise
Aller à la grande ville est bien une entreprise
Un frère même bas est la part indécise
L’un et l’autre ont raison non la foule imprécise
Le gourmet en salade avale la cytise

Lorsque pour y distraire y plantions nos tréteaux
La mite a grignoté tissus, os et rideaux
Quand les grêlons gin mars mitraillent les bateaux
Lorsqu’on voyait au loin flamber les arbrisseaux
Lorsque vient le pompier avec ces grandes eaux
Les Grecs et les Romains en vain cherchent leurs mots
Elle effraie le Berry comme les Morvandiaux
Que les parents féconds offrent aux purs berceaux
A tous n’est pas donné d’aimer le chocs verbaux
L’enfant put aux yeux bleus aimer le berlingot

Du pôle à Rosario fait une belle trotte
Le brave a beau crier ah cré non saperlotte
La Grèce de Platon à coup sûr n’est point sotte
On sèche le poisson dorade ou molve lotte
Du Gange au Malabar le lord anglais zozotte
L’esprit souffle et resouffle au-dessous de la botte
Devant la boue urbaine on retrousse sa cotte
Le généalogiste observe leur bouillotte
Le poète inspiré n’estpoint polyglotte
Le loup est amateur de coq et de cocotte

Aventures on eut qui s’y pique s’y frotte
Le lâche peut arguer de sa mine pâlotte
On comptait les esprits acérés à la hotte
On sale le requin on fume à l’échalotte
Comme à Chandernagor le manant sent la crotte
Le touriste à Florence ignoble charibotte
On gifle le marmot qui plonge sa menotte
Gratter le parchemin deviendra sa marotte
Une langue suffit pour emplir sa cagnotte
Le chat fait un festin de têtes de linotte

Lorsqu’on boit du maté l’on devient argentin
Les croque-morts sont là pour se mettre au turbin
Lorsque Socrate mort passait pour un lutin
Lorsqu’on revient au port en essuyant un grain
Le colonel s’éponge un blason dans la main
L’autocar écrabouille un peu l’esprit latin
Lorsqu’il voit la gadoue il cherche le purin
Il voudra retrouver le germe adultérin
Même s’il prend son sel au celte c’est son bien
Le chemin vicinal se nourrit de crottin

L’Amérique du Sud séduit les équivoques
Cela considérant ô lecteur tu suffoques
Sa sculpture est illustre et dans le fond des coques
Enfin on vend le tout homards et salicoques
Ne fallait pas si loin agiter les breloques
Les transports transalpins sont-ils biunivoques ?
On regrette à la fin les agrestes bicoques
Frère je te comprends si parfois tu débloques
Barde que tu me plais toujours tu soliloques
On a bu du pinard à toutes les époques

Exaltent l’espagnol les oreilles baroques
Comptant tes abattis lecteur tu te disloques
On transporte et le marbre et débris et défroques
On s’excuse il n’y a ni baleines ni phoques
Les Indes ont assez sans ça de pendeloques
Les banquiers d’Avignon changent-ils les baïques
On mettait sans façon les plus infectes loques
Frère je t’absoudrai si tu m’emberlucoques
Tu me stupéfies plus que tous les ventriloques
Grignoter des bretzels distrait bien les colloques

Si la cloche se tait et ton terlintintin
Toute chose pourtant doit avoir une fin
Si l’Europe le veut l’Europe ou son destin
Le mammifère est roi nous sommes son cousin
L’écu de vair ou d’or ne dure qu’un matin
Le Beaune et le Chianti sont-ils le même vin ?
Mais on n’aurait pas vu le Métropolitain
La gémellité accuse son destin
Le métromane à force incarne le devin
Mais rien de vaut grillé le morceau de boudin

Cent mille milliards de poèmes, Gallimard,

Raymond Queneau (El Havre, Francia, 1903 – París, 1976). Escritor y matemático francés.
En 1960 creó OuLiPo (Ouvroir de Littérature Potentielle), grupo que preconizaba la reintroducción del concepto de coerción formal como los lipogramas o las estructuras matemáticas en la creación literaria, y cuya intención era explorar los juegos y las combinatorias posibles dentro de las reglas convencionales de la literatura; pertenecieron al grupo, entre otros, Italo Calvino y Georges Pérec.También fue miembro del Colegio de Patafísica y director de la Encyclopédie de la Pléiade.

Lecciones de geometría de Alberto Blanco

Primera lección de geometría

En el principio era el uno.

Más cerca del punto de la escritura maya
que de la raya vertical de nuestro sistema de notación.

El uno no era una cantidad;
era la pura calidad del Todo indivisible.

y fue a partir del gran uno
que -en un momento dado- brotaron todos los números.

Primero nació el dos
y con él-de inmediato- el tres.
Luego, en vertiginosa sucesión,
surgieron todos los demás números.

Antes del uno no había más que el uno.
No el cero del vacío inexistente.
Ni el cero de la nada absurda.
El uno nada más.

Segunda lección de geometría

En el principio hay un punto.
no tiene dimensión ni tiene sentido.
Es infinitamente pequeño
Y es eterno: no depende del tiempo.

Una línea -por larga o corta que sea-
tiene un número infinito de puntos.

Una superficie -por chica o grande que sea-
tiene un número infinito de puntos;
infinitamente mayor que el número de puntos
en una línea , y -sin embargo- igual.

Un volumen -por inmenso o diminuto que sea-
tiene un número infinito de puntos;
infinitamente mayor que el número de puntos
en un área o en una línea, y -sin embargo- igual.

Cualquier cuerpo de cuatro dimensiones
tiene más puntos que un volumen,
una superficie o una línea,
y – simultáneamente-
el mismo: infinito.

Tercera lección de geometría

El número de minutos que tiene una hora
es menor que el número de segundos que tiene una hora.
Sin embargo, hay tantos segundos como horas,
años, milenios y siglos en la eternidad.
Su número es infinito.

Es extraño, pero en la eternidad
el número de fracciones de segundo
es idéntico al número de segundos,
a pesar de que hay un número infinito
de fracciones entre un segundo y otro.

Más extraño aún: si pensamos en un reloj
y queremos obtener su circunferencia,
tendremos que recurrir al número n: 3.1416…
No existe límite conocido para esta cifra:
es lo que se llama un ‘número irracional’.

El número total de números irracionales
que existen es mayor que el número de segundos
o que el número de fracciones de segundo posibles.
Todas estas series son infinitas
pero algunas son más infinitas que otras.

Cuarta lección de geometría

El punto no tiene dirección.
El punto no tiene sentido.
El principio de todas las cosas
no es más que la intersección
de dos líneas que se atraen:
éste es el punto de partida.

La línea es el punto en movimiento
hacia el universo de las reglas.
La línea tiene sentido y se dirige.
No es más que la intersección
de dos superficies que viajan:
se puede recorrer todo su largo.

La superficie es la línea en movimiento.
hacia la caravana de las dimensiones.
La superficie es extensa y plana.
No es más que la intersección
de dos volúmenes que se encuentran:
se puede escribir y dibujar sobre ella.

El volumen es la superficie en movimiento
fuera de sí, por la noche que vemos.
De día es la resistencia de la sombra.
El volumen no es más que la intersección
de dos tiempos completos en un cuerpo:
Aquí se lucha y se sabe, se ama y se calla.

Alberto Blanco, poeta, traductor, ensayista y artista visual (Ciudad de México, 1951)

Lecciones de geometría, Revista de la Universidad de México

Lenin en el Polo Sur de Inaccesibilidad

Polo Antártico de la Inaccesibilidad

La Base Polo de Inaccesibilidad, construida en 1958, es una estación científica soviética que fue abandonada poco tiempo después y quedó sepultada por la nieve. Actualmente, solo es visible el busto de Lenin, que corona el techo.

En la oscuridad perpetua del invierno polar,
sobre la meseta, a unos 3.600 metros de altitud,
la aurora austral baila la danza de los sietes velos
ante la mirada gélida de Lenin.
En el centro geométrico del continente antártico,
el busto de Vladimir, como un alma desorientada,
mira en dirección a Moscú.
La Revolución en el Polo Sur de Inaccesibilidad,
donde el viento aúlla con su letalidad pálida,
el telón blanco de acero y el muro de la Guerra Fría,
en medio de la vasta nada,
flotando entre témpanos, planicies y valles helados.

El 14 de diciembre de 1958, la 3ª Expedición Antártica soviética, comandada por Yevgeny Tolstikov, alcanzó por primera vez el Polo Sur de Inaccesibilidad, estableciendo temporalmente una pequeña estación para cuatro personas y una pista de aterrizaje. Pero debido a las duras condiciones climáticas del lugar y a su remota ubicación se decidió abandonarla como estación permanente, dejando avituallamiento sólo para visitas puntuales.
Antes de partir, los soviéticos colocaron una placa conmemorativa de su hazaña y montaron en el techo del edificio, sobre un pedestal de madera, el busto de Lenin mirando hacia Moscú. Este lugar, Edificio de la Estación del Polo de la Inaccesibilidad, en las coordenadas: 82º 06’ 42”S, 55º 01’ 57”E está incluido en Sitios y Monumentos Históricos de la Antártida.
En 1965, un grupo de exploradores estadounidenses, que formaban parte de la expedición Queen Maud Land Traverse, alcanzó este punto de inaccesibilidad de la Antártida. Al descubrir la cabaña soviética con el busto encima, supuestamente cambiaron su posición, para que Lenin mirara a Washington D.C. Tres años más tarde, en 1967, otra expedición soviética, que regresó al lugar,  recolocó el busto para que mirará a Moscú. Después de eso, no de tiene constancia de que ningún ser humano pisara este suelo helado hasta 40 años más tarde.
El 19 de enero de 2007 el equipo N2i, formado por exploradores canadienses y británicos, alcanzó el Polo de Inaccesibilidad, deslizándose sobre las llanuras heladas del continente con cometas. Para entonces, la estación había quedado sepultada bajo más de dos metros de nieve, pero imperturbable, en medio de la planicie blanca, como un hito, se levanta el busto de Lenin, señalando el punto.


El poema «Lenin en el Polo Sur de Inaccesibilidad» participa en el tema Gabinete de curiosidades de Hypatiacafe #PVgabinete de @hypatiacafe

Christmas de poesía y ciencia

El tejo y su fruto (las babas de ángel), Kepler y el copo de nieve de seis ángulos, la brumación o es un estado de aletargamiento de los reptiles y el demonio de Maxwell, cuatro christmas para despedir 2023 y recibir 2024 con algo de ciencia y poesía.

Christmas_TEJO_postal

«Aquí tenemos algo más pequeño que cualquier gota, pero con forma geométrica. Este es el regalo de Año Nuevo perfecto para un amante de la Nada, lo mejor que puede ofrecer un matemático, que nada tiene y nada recibe, ya que viene del cielo y parece una estrella». Strena seu de nive sexángula, Johannes Kepler (1611).

christmas_Kepler_copo_nieve
«Et mox
bruma recurrit iners».
(y pronto
retorna el inerte invierno.)
Oda 7 del libro IV de Horacio.

christmas_brumación-culebraesculapio

¿Qué pasaría si hubiera una criatura
lo suficientemente pequeña para ver cada molécula y seguirla?
Nunca sabremos si lo que fuera que imaginó Maxwell
era un demonio, un elfo
o un cancerbero de gases con derecho de admisión;

Christmas_DEMONIO_Maxwell
Postales navideñas

postales_Navidad_ciencia_Christmas

Poema al demonio de Maxwell

El demonio de Maxwell

En Glenlair, Escocia,
caen copos esmeralda sobre las colinas
y, en el horizonte, antes del hundimiento,
la luz centellea sobre la hierba.
Cuando la niebla baja,
empuja al verde leyenda de los prados al infierno
y los árboles tiritan como si todos los espíritus
se hubieran refugiado en las ramas.
Vestido con un kilt,
agazapado entre brezos y cardos,
un ser sonríe malicioso,
buscando violar el segundo principio de la termodinámica,
¿Qué pasaría si hubiera una criatura
lo suficientemente pequeña para ver cada molécula y seguirla?
Nunca sabremos si lo que fuera que imaginó Maxwell
era un demonio, un elfo
o un cancerbero de gases con derecho de admisión;
pero, en secreto, como Lucifer,
la bestia imaginada desafía las leyes del universo y
busca algún tipo de pacto fáustico
para acabar con la irreversibilidad.
Cae la noche en Glenlair,
el halo de la lámpara santifica las sombras,
el calor se disipa
y el té ya no humea en la taza.
¿Puede una ínfima acción revertir el proceso?
Maxwell sienta a su ángel exterminador de la entropía
junto a una puerta, entre el hielo y el fuego,
y le encomienda la tarea de vigilar moléculas.
Como un personaje omnisciente del reino feérico
la criatura las separa
a la siniestra o la diestra del Padre,
unas al mundo gélido, otras al ardiente,
y, en el umbral, asoma la paradoja.
Tras muchas horas ordenando el caos,
exhausto, el demonio pierde la sonrisa,
ha envejecido un siglo.
Por el conocimiento,
la bestia ha pagado un alto precio.
Elena Soto

La imaginación, en ciencia, puede ser un excelente laboratorio para llevar a cabo experimentos difíciles o, directamente, irrealizables por medios empíricos, ayudando a inferir posibles resultados ¿qué ocurriría si…? ¿Y si…?
Estas situaciones hipotéticas han sido muy útiles para abordar problemas científicos introduciendo nuevos factores pero, en ocasiones, los resultados obtenidos desafían al sentido común y nos enfrentan a lo que no puede ser, al menos en ese momento. Estos experimentos mentales alcanzan en la física su máxima expresión y los ejemplos en esta rama de la ciencia son numerosos. Entre los más célebres destaca el demonio de Maxwell.
En 1867 el físico escocés James Clerk Maxwell ideó una criatura que desafiaba la segunda ley de la termodinámica, considerada inviolable, y que afirma “que en un sistema aislado la entropía no puede decrecer”. Este demonio, presentado oficialmente en su libro Theory of heat (1872) y que aborda las limitaciones del segundo principio de la termodinámica, ha servido de acicate e inspiración para generaciones de físicos y, en los últimos años, diferentes investigaciones lo están ‘invocando’ de nuevo.
La segunda ley de la termodinámica, una de las más importantes de la física, se puede formular de muchas maneras, pero todas nos llevan al concepto de irreversibilidad y de entropía; básicamente lo que dice es que todo sistema fuera de equilibrio tiende a desordenarse y que la entropía, como medida de desorden, tiende a aumentar, dicho de otro modo, las cosas tienden siempre a hacerse más desordenadas, y si quisiéramos ordenarlas sería necesario invertir energía en el proceso. En el experimento mental que diseñó Maxwell se preguntaba ¿qué pasaría si hubiera una criatura lo suficientemente pequeña para ver cada molécula y seguirla?
En su laboratorio imaginario habría un recipiente de gas herméticamente sellado y dividido en dos partes por una pared, en la que existiría un pequeño orificio con una trampilla y, controlando el mecanismo, un demonio. La tarea de esta criatura, que puede diferenciar entre una molécula fría y una caliente, es ir abriendo y cerrando la trampilla, cuando sea necesario, para separarlas, de forma que, las frías las pasa a un lado y las calientes al otro. El resultado es que acumularía las moléculas de gas caliente en un compartimento y las de gas frío en el otro. Si se realiza el cálculo de la entropía antes y después, lo que se ve es que ésta disminuye, algo que va en contra de la segunda ley de la termodinámica.
Esta paradoja fue explicada, al menos en parte, por Leo Szilard, a finales de los años 20. Este físico le atribuyó al demonio un papel activo, incluyéndolo dentro del sistema. El proceso de adquisición de información requiere un gasto energético y, para operar, el demonio necesita información, y su obtención cuesta lo suficiente como para que la segunda ley de la termodinámica no sea violada.
Con el desarrollo de la computación, y casi un siglo después de que Maxwell ideara su diablo, se comienza a pensar en la información como forma de energía y fue, precisamente, un científico que investigaba en IBM, Rolf Landauer, el que resolvió esta aparente paradoja, cuando propuso que la clave estaba en la memoria del demonio, que no podía ser infinita, postulando que el simple acto de borrar información de un sistema físico debía disipar una mínima cantidad de energía al entorno.
Un bit, la unidad fundamental de información, puede representar un 1 o un 0, Landauer se dio cuenta que al reemplazar 0 por un 1 no costaba energía si el proceso podía revertirse, pero si éste era irreversible, siempre se producía alguna pequeña cantidad de calor. Mientras el demonio pudiera guardar la información en su memoria, no consumiría energía, pero cuando su memoria se llenara, tendría que borrar parte de la información y este borrado aumentaría la entropía del sistema, disipando el calor necesario para restablecer el segundo principio de la termodinámica.
Ya, en el siglo XXI, este diablo hipotético ha saltado al mundo cuántico y continúa siendo objeto de investigación. La pregunta es ¿se puede implementar un demonio de Maxwell a nivel cuántico? “Hasta ahora la mayoría de investigaciones se han llevado a cabo en sistemas clásicos, pero en los últimos años se están intentando hacer propuestas, tanto teóricas como experimentales, de cómo funcionaría esta entidad en un sistema cuántico”.
Esta entrada es mi aportación al tema ¿Y si…? de #polivulgadores de @hypatiacafe.

Poem to Maxwell’s demon

In Glenlair, Scotland,
emerald flakes fall over the hills
and, on the horizon, before the sinking,
the light sparkles on the grass.
When the fog comes down,
pushes the green legend of the meadows to hell
and the trees are shivering as if all the spirits
had taken refuge in the branches.
Dressed in a kilt,
crouched among heather and thistles,
a being smiles maliciously,
seeking to violate the second principle of thermodynamics,
What if there was a creature
small enough to see every molecule and follow it?
We will never know if whatever it was that Maxwell envisioned
was a demon, an elf
or a gas cancerber with the right of admission;
but, secretly, as Lucifer,
the imagined beast defies the laws of the universe
and seeks some kind of Faustian pact
to put an end to irreversibility.
Night falls in Glenlair,
the halo of the lamp sanctifies the shadows,
the heat dissipates
and the tea no longer steams in the cup.
Can a tiny action reverse the process?
Maxwell sits his exterminating angel of entropy
next to a door, between ice and fire,
and entrusts it with the task of monitoring molecules.
As an omniscient character from the feerical realm.
the creature separates them
to the left or right hand of the Father,
some to the icy world, others to the fiery one,
and, on the threshold, the paradox emerges.
After many hours of sorting through the chaos,
exhausted, the demon loses his smile,
has aged a century.
For the knowledge,
the beast has paid a high price.

Elena Soto.