Partícula de antimateria de los tiempos del Big Bang
Un equipo internacional de científicos que estudia colisiones de alta energía de iones de oro ha conseguido encontrar algo excepcional: la forma más extraña de antimateria nunca vista hasta ahora, una antipartícula que podría haber existido en los primeros momentos del Big Bang, la gran explosión que dio origen al Universo.
Para conseguir este logro, los investigadores del colisionador, un túnel de poco más de 3 kilómetros ubicado en el Laboratorio Nacional Brookhaven, provocaron el choque de iones de oro en la circunferencia. De esta forma detectaron una partícula (más bien antipartícula) de antimateria muy antigua, que pudo estar en los primeros instantes del nacimiento del Universo, y algo que no se había visto jamás.
Se trata del antihipertritón, el núcleo del antihipertritio, que contiene un antiprotón, un antineutrón y una antipartícula lambda.
EL ANTI HIPER TRITÓN
Cada criatura no es sino una gradación pautada
de un gran y armonioso todo.
Goethe
Oro contra oro, con inusitada crueldad,
con furia extraña, de poder a poder, daga contra daga.
Hasta que la vida estalle, hasta la primera sangre,
hasta que la materia de los sueños bulla en el sartén
de aceite y se derrame.
Para alcanzar el día, para dar el paso, cada átomo de la noche
debe desaparecer, debe morir en brazos de la aurora
que comienza a despertar y a levantarse.
La forma más extraña de la nada nunca vista,
la sustancia del no ser, la sexta esencia, la sideral espiga,
la médula del sol, caramelizada.
Para llegar a ella han hecho falta, reunidas,
todas las lágrimas del mundo condensadas en una gota de sudor,
y las miradas de los hombres convergiendo sobre una misma flor
de un espino albar aún no cortada.
Oro contra oro, neutrón contra neutrón;
hasta que la materia estalle en millones de pedazos
y se haga presente la antimateria con toda su desolación y su sustancia.
Para alcanzar la noche, el día ha de entregarse en sacrificio
y transustanciarse en la materia oscura, la que a punto de nieve,
presagia la llegada de la nada.
Oro contra oro, partículas de eternidad que morirán,
porque quien a oro muere, a oro mata.
* * * * * * * * *
Cataratas de sangre del glaciar Taylor
En la cara frontal del Glaciar Taylor -ubicado en los Valles Secos de McMurdo, en la Antártida- hay una catarata de hielo que se tiñe de un rojo intenso sobrecogedoramente parecido al color de la sangre cada vez que mana agua salada.
La región es una de las más extrañas del mundo, y algunos científicos incluso creen que en el lago que origina la cascada pueden existir microorganismos extraterrestres, adaptados a la vida en lugares inhóspitos y carentes de oxígeno.
Los análisis demuestran que el color rojo que tiñe a las Cataratas de Sangre se debe a la acumulación de óxido de hierro en las sales del agua del glaciar, pero se ignora su procedencia. Una de las teorías que más probabilidades tiene de convertirse en una explicación satisfactoria es la que dice que hace varios millones de años el valle en el que se asienta el Glaciar Taylor fue inundado por el Mar de Ross, como un fiordo.
CATARATAS DE SANGRE
Es la vida la que crea las condiciones
aptas para su propia existencia.
Margulis y Lovelock. Teoría Gaia.
Cataratas de flores minerales en salmuera
que la herrumbre de los siglos fuera congregando
debajo de la nieve, cataratas de sangre
soterradas en los Valles Secos.
Regiones en las que el olvido fue dejando sus despojos
y la huella renegrida de sus heces.
El origen exacto, la semilla, fue una fuente
de la que manaba la soledad del hombre y sus miserias.
Fue, probablemente, necesario
levantar de cuajo todo el odio y la verdad y al mismo tiempo, acarrearlo y arrastrarlo todo hasta los fiordos
para que allí durmiera para siempre.
Cataratas de venas reventadas, cataratas de pájaros
y abedules enjaulados en la niebla,
soterrados en los Valles Secos.
Valles en los que el corazón del viento
flota, y los sentimientos se aletargan en salmuera,
en una concentración de sal y de renuncias
superior a la de todos los océanos.
Cataratas de amapolas blancas como rojas margaritas
y de diamantes rojos como blancas fresas,
regados por la misma sangre, prisioneros
dela crueldad de la belleza,
soterradas en los Valles Secos.
Composiciones poéticas inéditas de José Antonio Llamas que forman parte de Materia oscura, un tratado de Cosmología y Astrofísica poética, en el que el autor toma prestadas las notas científica y las imágenes para acompañar sus poemas.