Cada kilómetro del océano contiene una media de 74.000 fragmentos de plástico. Las conocidas como ‘lágrimas de sirena’ son minúsculas bolas de este material – no alcanzan los cinco milímetros de diámetro– que se extienden por las aguas de todo el mundo y que se han convertido en una amenaza global.
Lágrimas de sirena
En el limbo de los giros oceánicos,
nuestro reino flotante, hermoso como la trucha arcoíris,
se derrama en lágrimas de sirena.
Tapones azul cobalto, botellas esmeralda,
bolsas brillantes con el color de la púrpura de Tiro…
vagan en las aguas del Mar del Desdén –entre las coordenadas
135 a 155 grados Oeste y 35 a 42 grados Norte–.
Un espejismo de confort duerme el sueño de los justos
en las aguas del Mar de la Indiferencia
–entre el paralelo 22 y 38 grados Norte–.
Atrapados en redes fantasmas
envases de champú verde nilo
chinelas havaianas magenta
bricks de zumo ámbar,
maromas azul glaciar…
pintan archipiélagos cubistas que tienden a lo abstracto,
desgranándose en prismas,
disolviendo colores en verdugos celestes,
en souvenirs cándidos, casi transparentes,
como las huevas de los peces, como la espuma,
como la piel de Moby-Dick.
Elena Soto
Mermaid tears
In the limbo of oceanic gyres,
our floating kingdom, beautiful as the rainbow trout,
spills in mermaid tears.
Cobalt blue caps, emerald bottles,
bags bright with the color of Tyrian purple…
wander in the waters of the Sea of Desdén -between coordinates 135 to 155 degrees West and 35 to 35 degrees East.
135 to 155 degrees West and 35 to 42 degrees North-.
A mirage of comfort sleeps the sleep of the just
in the waters of the Sea of Indifference
-between the 22nd parallel and 38 degrees North.
Caught in phantom nets
nile green shampoo bottles
magenta havaianas slippers
amber juice cartons,
glacier blue rubber bands…
paint cubist archipelagos tending towards the abstract,
shattering into prisms,
dissolving colors into celestial executioners,
in candid souvenirs, almost transparent,
like fish eggs, like foam,
like Moby-Dick’s skin.
La basura se concentra sobre todo en cinco de los giros oceánicos de la Tierra formando islas que, en contra de lo que se suele pensar, no son sólidas sino vertederos de sopa plástica formados por partículas que pueden llegar a ser muy pequeñas, incluso microscópicas. El plástico no se biodegrada, se fotodegrada desintegrándose en fragmentos cada vez más pequeños y, en esta forma, es todavía más peligroso, ya que los organismos planctónicos diminutos consumen las partículas y otros animales más grandes se alimentan de ellos, avanzando así en la cadena trófica. No es improbable que trocitos del bote de champú o de las chinelas havaianas puedan acabar en nuestra mesa.
Documental Océanos de Plástico:
Esta entrada fue publicada originalmente en la sección de ciencia y poesía de Tam-Tam Press
El poema fue leído por Enric Culat, director-presentador del magazín de ciència i mediambient “Balears fa Ciència” en IB3, con motivo del Día Mundial de la Poesía