Luna Incógnita
«And, when he shall die,
Take him and cut him out in little stars,
And he will make the face of heaven so fine
That all the world will be in love with night,
And pay no worship to the garish sun».
Romeo y Julieta. William Shakespeare.
A bordo de la nave Lunar Prospector,
en una pequeña cápsula,
viajaron al espacio las cenizas de Gene Shoemaker
que, en vida, soñó con pisar el Mar de la Tranquilidad.
Sus restos reposan, desde julio de 1999,
en un cráter de oscuridad eterna que lleva su nombre y
que se alza en el extremo austral,
junto a los de Shackleton, Amundsen, Scott
y otros exploradores antárticos.
La Luna Incógnita es un reino de contrastes,
hay regiones de oscuridad perpetua,
pozos profundos donde el agua de cometas y asteroides
quedó atrapada hace millones de años
y todavía resiste en forma de hielo.
Pero hay, también, ‘islas de luz’,
que iluminan como faros en medio de la noche,
en las colinas que bordean los cráteres.
En la zona de tinieblas,
donde el brillo del Sol nunca llega,
reposa el primer hombre ‘enterrado’ en un cementerio lunar
con la imagen de un cometa, la de un cráter de Arizona
y los versos de Shakespeare,
«Y, cuando él muera, llevároslo y divididlo en estrellas diminutas.
El rostro del cielo se tornará tan bello
que el mundo entero se enamorará de la noche
y dejará de adorar al sol radiante».
a modo de epitafio.
Elena Soto
Eugene Merle Shoemaker (también conocido como Gene Shoemaker) (28 de abril de 1928-18 de julio de 1997) fue uno de los fundadores de las ciencias de las ciencias planetarias y el más conocido de los codescubridores del cometa Shoemaker-Levy junto con su esposa Carolyn Jean Spellmann y el astrónomo David Levy.
Shoemaker era geólogo de formación y los cráteres eran una de sus grandes pasiones; ayudó a confirmar que el famoso cráter Barringer, de 173 metros de profundidad, cerca de Flagstaff (Arizona), fue provocado por el impacto de un asteroide.También defendió la hipótesis de que otro impacto de este tipo mató a los últimos dinosaurios hace 66 millones de años. Y cartografió algunos de los cráteres de la Luna, revolucionando la comprensión de su geología.
Pero uno de sus grandes sueños, enfundarse en un traje espacial y caminar sobre la superficie de la Luna, nunca se hizo realidad. La enfermedad de Addison acabó con su esperanza de convertirse en astronauta.
En 1997, viajando con su esposa, sufrió un accidente de coche, Carolyn sobrevivió, pero él falleció. La científica planetaria Carolyn Porco, antigua alumna de Shoemaker, encabezó una iniciativa para poner una parte de sus cenizas a bordo de la nave espacial Lunar Prospector de la NASA. La empresa Celestis, construyó una urna-cápsula de policarbonato, rodeada de una cinta de latón con una imagen del cráter Barringer y una cita de «Romeo y Julieta».
Con el objetivo de buscar agua, la nave despegó de Cabo Cañaveral, el 6 de enero de 1998. Un año después, Lunar Prospector se estrelló deliberadamente contra el suelo de un cráter que lleva su nombre, cerca del polo sur lunar. Con ella cayeron las cenizas de Shoemaker. ´Sobre el entierro de su marido en otro mundo Carolyn dijo «Siempre sabremos, cuando miremos a la luna, que Gene está allí». Por el momento, son los únicos restos humanos que reposan en la Luna.
Polo sur lunar
LCROSS es el acrónimo en inglés de Lunar Crater Observation and Sensing Satellite, o “Satélite de detección y observación de cráteres lunares”. Fue una misión conjunta en combinación con el orbitador LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter), sonda a la que la LCROSS estuvo unida hasta el momento de ser proyectada contra la superficie de la Luna.
El impacto ocurrió el 9 de octubre de 2009. Gracias a los datos recogidos, NASA confirmó que la misión había permitido descubrir la existencia de notables cantidades de agua en un cráter lunar.
En el polo sur lunar el Sol se mantiene por debajo o justo por encima del horizonte, creando temperaturas superiores a 54 °C (130 °F) durante los períodos de luz solar. Incluso durante estos períodos de iluminación, las elevadas montañas proyectan sombras oscuras y los profundos cráteres protegen la oscuridad perpetua de sus abismos. Algunos de estos cráteres albergan regiones en sombra permanente que no han visto la luz solar en miles de millones de años y experimentan temperaturas tan bajas como -203 °C (-334 °F).
Una década más tarde, en 2019, el Lunar Reconnaissance Orbiter catalogó 324 regiones lunares en oscuridad perpetua. Los cráteres de oscuridad eterna conservan fuentes de hielo de agua que se pueden convertir en agua potable, oxígeno respirable y propulsor de cohetes, por lo que presentan nuevas oportunidades para la investigación y la exploración del espacio a largo plazo.
Varios de estos cráteres presentan indicios de hielo de agua en su interior y, en algunos casos, los picos de luz eterna se encuentran en las proximidades de los cráteres de oscuridad perpetua, lo que podría ser ventajoso para la generación de energía solar.
Desde la confirmación de agua en la Luna, en 2009, se han realizado diferentes estudios para investigar su cantidad y distribución. Este nuevo mapa detallado de la distribución de agua en la superficie lunar proporciona una información valiosa.
Lejos de caer en el olvido, nuestro satélite se ha convertido en objetivo y potencias espaciales emergentes buscan posarse en su superficie. El pasado 23 de agosto la nave Chandrayaan 3 de la India envió a la Tierra su primera imagen tras aterrizar cerca del polo sur lunar.