Xin Qiji, Baidu, un poema en el Festival de los Faroles

Xin Qiji_Baidu_cien veces

Baidu (en chino, 百度; literalmente, ‘cien veces’) es un motor de búsqueda en idioma chino, que toma su nombre de un verso del poema escrito por Xin Qiji (1140-1207) «En la multitud, cien, mil veces, la busco», ambientado en el Festival de los Faroles, fiesta que marca el final de las celebraciones del Año Nuevo Chino. Tradicionalmente, esta fecha estaba asociada con el amor, ya que durante este noche  la gente salía a las calles a disfrutar del espectáculo de la luz, lo que propiciaba  encuentros románticos.
En «Cuenco de jade verde – Decimoquinto día del Año Nuevo», el poeta Xin Qiji describe la atmósfera mágica de esta noche y su búsqueda de una mujer solitaria entre la multitud.

青玉案·元夕

La brisa nocturna de primavera enciende las lámparas de mil árboles,
y derribadas por el viento, caen como lluvia de estrellas.
Elegantes caballos, carruajes exquisitos, la fragancia impregna el camino a su paso.
La melodía de la flauta fénix, el arco de luz del cuenco de jade;
farolillos de peces y dragones danzan en la noche.
Adornadas con colgantes de mariposas nocturnas, sauces de nieve y borlas doradas
entre murmullos y risas, las damas van dejando estelas de aroma que se desvanecen a su paso.
En la multitud, cien, mil veces, la busco;
me doy la vuelta por una corazonada y allí, sola, está ella,
donde la luz tenue de los faroles se apaga.

Xin Qiji (28 de mayo de 1140 – 3 de octubre 1207) escritor chino de la dinastía Song.
De la línea de este poema clásico que habla de la búsqueda desesperada de una mujer entre la multitud proviene el nombre de Baidu, fundado en China a finales de 1999 por Robin Li y Eric Xu, con un diseño muy parecido al de Google.


El Festival de los Faroles cierra las festividades del Año Nuevo Chino con la primera luna llena del año. Esta noche miles de linternas y fuegos artificiales iluminan el cielo, se celebran desfiles y todo tipo de espectáculos. En la dinastía Song, época en la que se escribió este poema, la fiesta duraba cinco días.

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La página FwooperSongs, en la que aparece la traducción al inglés, pone en contexto muchas de las imágenes del poema. Xin Qiji describe el ambiente de esta noche, iluminada por las luces de los faroles y el desfile de dragones y peces.
Las damas lucen en su pelo tocados de “mariposas nocturnas, sauce de nieve y borlas de oro”, todos accesorios para el cabello con los que se engalanaban para la fiesta. También era común llevar bolas de olor, de ahí que se cite “las estelas de aroma” que las acompañaban y cómo se desvanecían gradualmente a medida que se alejan. El sonido también está presente en la melodía de la «flauta fénix» 凤箫 y las risas y murmullos de las voces.
Y tras todas estas descripciones de la fiesta, la esencia del poema es la búsqueda, en principio sin éxito, de una persona en la multitud, hasta que la encuentra sola donde las luces eran tenues.

Lucía Sánchez Saornil

 

«Perderé como tú, si se da el caso,
la cabeza pero nunca las alas. »
A la Victoria de Samotracia

Cuatro Vientos

Mi balcón:
rosa del cristal frente al ocaso.
En el río del horizonte
naufraga Cuatro Vientos,
nido de águilas de acero,
de alas inmóviles
y vientres sonoros.

Tarde de Domingo,
cuando se ahoga el sol en el río fantástico.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
rondel de gaviotas,
sobre un mar lejano.
En la costa ilusoria
hay un faro:
la torre radiotelegráfica.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
que se elevan, se persiguen y se abaten,
sobre las lejanas olas imaginarias.
Tornan a alzarse
triunfales, como cóndores altivos,
trepidan los vientres locos
en una embriaguez de energía,
canto bárbaro de las fuerzas domeñadas.
Un pájaro soberbio
rasga el cristal del poniente
en un vuelo al sol.
Y de pronto
aletea… gira y cae.
Temblamos,
como si la tierra se hubiera removido
en una sacudida sísmica.

Un pájaro yace inerte y roto:
sobre la tierra,
cara al sol,
el corazón del pájaro muerto
de una estrella caída y opaca.

El río del horizonte,
que se había teñido de sangre,
se desbordó por los cielos.

Publicado bajo el pseudónimo de Luciano San‐Saor en “Cervantes” 1919.

Su primer poema claramente vanguardista es Cuatro Vientos, publicado en Cervantes en junio de 1919, dentro de una selección hecha por Cansinos-Assens con el título de Los poetas del Ultra. El poema hace referencia al aeródromo de Madrid y un accidente ocurrido. Es una clara exaltación del mundo moderno.

Es en vano

Para Eugenio Montes, piloto ultraísta

Detrás de nosotros
dejamos un rastro de cadáveres.
A cuántos los quisiéramos resucitar
y darles su sol y su cantar y su sonrisa
Nada hay que pueda ponerlos en pie
De algunos nos hemos traído el perfume
pero ellos van en sus cajas negras
río abajo.

Paisaje de arrabal

Anochecer de domingo

¿Quién aprisionó el paisaje
entre rieles de cemento?
Bocas hediondas ametrallan la noche
Los hombres que tornan del domingo
con mujeres marchitas colgadas de los brazos
y un paisaje giróvago
en la cabeza
vendrán soñando en un salto prodigioso
para que el río acune su sueño
Un grito mecánico entra en el puente
De pronto alguien
ha volcado sobre nosotros su mirada desde
la curva de la carretera
Pasó
Sus ojos van levantando
los paisajes que duermen
Ahora la luna ha caído a mis pie.

Panoramas urbanos

La noche ciudadana
orquesta su Jazz Band

Los autos desenrollan
sus cintas sinfónicas por las avenidas
atándonos los pies.

En el bar canta una canción
agua y cristal.

Cascabeles mudos
cuelgan sobre la pista.
Sobre el tapiz voltaico
hay un ballet fantástico
enlutado como un duelo.

Estos funámbulos
hemos arrinconado el aro de la luna
y el corazón el viejo pirueteista
anda desorientado.

Pero los cerebros como granadas explosivas.

Hay un box formidable.

Al final
todos queremos cabalgar
los caballos de bronce de las glorietas.

Lucía Sánchez Saornil nació en Madrid, 13 de diciembre de 1895 y murió en Valencia, 2 de junio de 1970. Fue una poeta, militante anarquista y feminista española. Utilizó el seudónimo literario Luciano de San-Saor, y los periodísticos La Compañera X, Vigía, Un Confederado,
Lucia se centra en el ultraísmo, movimiento del que es fundadora y en el que participa activamente. Muestra de ellos es su coparticipación en el Manifiesto ultraísta publicado en la revista Cervantes en el año 1919.

Lucia sanchez saornil

Corcel de fuego, Madrid, Torremozas, 2020, ed. de N. Capdevilla-Argüelles.
Horas de revolución, Calumnia Edicions, 2019.
La cuestión femenina en nuestros medios, São Paulo/Santiago de Chile, Eleuterio/Terra Livre, ed. de Thiago Lemos.
Lucía Sánchez Saornil. Poeta, periodista y fundadora de Mujeres Libres, 2014, Madrid, LaMalatesta, ed. de A. Fontanillas Borràs y P. Martínez Muñoz.
Poesía, Valencia, Pre-Textos, 1996, ed. de R. M. Martín Casamitjana.
Lucía Sánchez Saornil: Poétesse, anarchiste et féministe by Guillaume Goutte.

Lucía Sánchez Saornil: de la vanguardia al olvido, Rosa Martín Casamitjana.

 

Las cazadoras de setas

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Las cazadoras de setas

La ciencia, como sabes, mi pequeña, es el estudio
de la naturaleza y del comportamiento del universo.
Se basa en la observación, en la experimentación, en la medición,
y en la formulación de leyes para describir los hechos revelados.

Antiguamente, se decía, que los hombres ya venían con cerebros
diseñados para perseguir a las bestias de carne a la carrera,
para lanzarse a ciegas hacia lo desconocido,
y luego encontrar el camino de vuelta a casa cuando se perdían
transportando entre todos  el cuerpo de un antílope.
O, en un día malo de caza, nada.

Las mujeres, que no necesitaban perseguir a sus presas,
tenían cerebros que localizaban puntos de referencia y trazaban rutas entre ellos
a la izquierda en los arbustos de espinas y atravesando las peñas
mirando en el hueco del tronco del árbol medio caído,
porque allí a veces hay setas.

Antes del garrote de sílex, o de las herramientas de carnicero de sílex,
el primer utensilio de todos fue un cabestrillo para el bebé
para tener las manos libres
y también como recipiente para bayas y setas,
raíces y hojas buenas, semillas e insectos.
Luego un mortero de sílex para aplastar, triturar, moler o romper.

Y a veces los hombres perseguían a las bestias
en la profundidad de los bosques ,
y nunca regresaron.

Algunas setas te matarán,
mientras que otras te mostrarán dioses
y otras saciarán el hambre de nuestros estómagos. Identifíca.
Otras nos matarán si las comemos crudas
y nos matarán de nuevo si las cocemos una vez,
pero si las hervimos en agua de manantial, y tiramos el agua
y luego las hervimos una vez más, y volvemos a tirar el agua,
entonces podemos comerlas con seguridad. Observa.

Observa los partos, mide la hinchazón de los vientres y la forma de los pechos,
y a través de la experiencia descubre cómo traer a los bebés al mundo de forma segura.

Obsérvalo todo.

Y las cazadoras de setas repasan las rutas que recorren
y observan el mundo, e interpretan lo que observan.
Y algunas con éxito se lamen los labios,
mientras que otras mueren agarrándose el estómago.
Así se hacen y se dictan leyes sobre lo que es seguro. Formula.

Las herramientas que creamos para construir nuestras vidas:
nuestra ropa, nuestra comida, nuestro camino a casa…
todas estas cosas se basan en la observación,
en la experimentación, en la medición, en la verdad.

Y la ciencia, recuerda, es el estudio
de la naturaleza y del comportamiento del universo,
basado en la observación, la experimentación y la medición,
y la formulación de leyes que describen estos hechos.

La carrera continúa. Una científica primitiva
dibujó bestias en las paredes de las cuevas
para enseñar a sus hijos, ahora bien alimentados de setas
y de bayas, lo que sería seguro cazar.

Los hombres siguen corriendo tras las bestias.

Las científicas caminan más lentamente, subiendo a lo alto de la colina,
bajando hasta la orilla del agua, atravesando el lugar por donde fluye la arcilla roja.
Llevan a sus bebés en los cabestrillos que hicieron,
liberando sus manos para recoger las setas.
Las cazadoras de setas (Mushroom Hunters), poema de Neil Gaiman.

The Mushroom Hunters

Science, as you know, my little one, is the study
of the nature and behaviour of the universe.
It’s based on observation, on experiment, and measurement,
and the formulation of laws to describe the facts revealed.

In the old times, they say, the men came already fitted with brains
designed to follow flesh-beasts at a run,
to hurdle blindly into the unknown,
and then to find their way back home when lost
with a slain antelope to carry between them.
Or, on bad hunting days, nothing.

The women, who did not need to run down prey,
had brains that spotted landmarks and made paths between them
left at the thorn bush and across the scree
and look down in the bole of the half-fallen tree,
because sometimes there are mushrooms.
Before the flint club, or flint butcher’s tools,
The first tool of all was a sling for the baby
to keep our hands free
and something to put the berries and the mushrooms in,
the roots and the good leaves, the seeds and the crawlers.
Then a flint pestle to smash, to crush, to grind or break.

And sometimes men chased the beasts
into the deep woods,
and never came back.

Some mushrooms will kill you,
while some will show you gods
and some will feed the hunger in our bellies. Identify.
Others will kill us if we eat them raw,
and kill us again if we cook them once,
but if we boil them up in spring water, and pour the water away,
and then boil them once more, and pour the water away,
only then can we eat them safely. Observe.

Observe childbirth, measure the swell of bellies and the shape of breasts,
and through experience discover how to bring babies safely into the world.

Observe everything.

And the mushroom hunters walk the ways they walk
and watch the world, and see what they observe.
And some of them would thrive and lick their lips,
While others clutched their stomachs and expired.
So laws are made and handed down on what is safe. Formulate.

The tools we make to build our lives:
our clothes, our food, our path home…
all these things we base on observation,
on experiment, on measurement, on truth.

And science, you remember, is the study
of the nature and behaviour of the universe,
based on observation, experiment, and measurement,
and the formulation of laws to describe these facts.

The race continues. An early scientist
drew beasts upon the walls of caves
to show her children, now all fat on mushrooms
and on berries, what would be safe to hunt.

The men go running on after beasts.

The scientists walk more slowly, over to the brow of the hill
and down to the water’s edge and past the place where the red clay runs.
They are carrying their babies in the slings they made,
freeing their hands to pick the mushrooms.

Granada, Eavan Boland

Eavan Boland_pomegranate

La granada

La única leyenda que he amado es
la historia de una hija perdida en el infierno.
Y encontrada y rescatada allí.
El amor y el chantaje son la esencia de esta historia.
Ceres y Perséfone los nombres.
Y lo mejor de la leyenda es
que puedo emplearla en cualquier parte. Y lo hago.
Como niña exiliada en
una ciudad de nieblas y consonantes extrañas,
la leí por primera vez y al comienzo fui
una niña perdida en el crepúsculo del
el inframundo, las estrellas se apagaron. Más tarde
salí un atardecer de verano
buscando a mi hija a la hora de dormir.
Cuando ella vino corriendo, yo estaba dispuesta
a hacer cualquier trato para quedarme con ella.
La llevé de vuelta entre hayas blancas
y avispas y los lilos de las mariposas con aroma a miel.
Pero entonces yo era Ceres y sabía que
A cada hoja de cada árbol de ese camino.
le aguardaba el invierno.
Algo que era inevitable para todos los que por el pasáramos.
Y también para mí.
Es invierno
y las estrellas están ocultas.
Subo las escaleras y me paro desde donde puedo ver
a mi hija dormida con sus revistas juveniles,
su lata de Coca-Cola, su plato de fruta sin cortar.
¡La granada! ¿Cómo la he olvidado?
Habría podido regresar a casa y estar a salvo y así
terminar la historia y nuestra
descorazonadora búsqueda, pero alargó la mano
y tomó la granada.
Extendió la mano y arrancó
el sonido francés de manzana y
el ruido de una piedra y la evidencia
de que incluso en la casa de la muerte,
en el corazón de la leyenda, en medio
de rocas llenas de lágrimas no derramadas
listas para transformarse en diamantes
cuando alguien contara su historia, una niña puede
tener hambre. Podría advertirla. Todavía queda una
posibilidad.
La lluvia es fría. La carretera es de color pedernal.
El barrio tiene coches y televisión por cable.
Las estrellas veladas están sobre la tierra.
Es otro mundo. Pero qué otra cosa
puede dar una madre a su hija sino esas
hermosas grietas en el tiempo?
Si retraso el dolor, disminuiré la ofrenda.
La leyenda será tanto de ella como mía.
Entrará en ella. Como lo hice yo.
Se despertará. Sostendrá
la acartonada cáscara enrojecida en su mano.
Y en sus labios. Yo no diré nada.

Eavan Boland. La granada se publicó originalmente en el poemario In a Time of Violence, publicado por W. W. Norton & Company
Traducción, Elena Soto.

IN A TIME OF VIOLENCE

The pomegranate

The only legend I have ever loved is
the story of a daughter lost in hell.
And found and rescued there.
Love and blackmail are the gist of it.
Ceres and Persephone the names.
And the best thing about the legend is
I can enter it anywhere. And have.
As a child in exile in
a city of fogs and strange consonants,
I read it first and at first I was
an exiled child in the crackling dusk of
the underworld, the stars blighted. Later
I walked out in a summer twilight
searching for my daughter at bed-time.
When she came running I was ready
to make any bargain to keep her.
I carried her back past whitebeams
and wasps and honey-scented buddleias.
But I was Ceres then and I knew
winter was in store for every leaf
on every tree on that road.
Was inescapable for each one we passed. And for me.
It is winter
and the stars are hidden.
I climb the stairs and stand where I can see
my child asleep beside her teen magazines,
her can of Coke, her plate of uncut fruit.
The pomegranate! How did I forget it?
She could have come home and been safe
and ended the story and all
our heart-broken searching but she reached
out a hand and plucked a pomegranate.
She put out her hand and pulled down
the French sound for apple and
the noise of stone and the proof
that even in the place of death,
at the heart of legend, in the midst
of rocks full of unshed tears
ready to be diamonds by the time
the story was told, a child can be
hungry. I could warn her. There is still a chance.
The rain is cold. The road is flint-coloured.
The suburb has cars and cable television.
The veiled stars are above ground.
It is another world. But what else
can a mother give her daughter but such
beautiful rifts in time?
If I defer the grief I will diminish the gift.
The legend will be hers as well as mine.
She will enter it. As I have.
She will wake up. She will hold
the papery flushed skin in her hand.
And to her lips. I will say nothing.
Eavan Boland (Dublín, 24 September 1944)

25 de noviembre (DIEVCM)

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (DIEVCM)
En el tiempo de las mariposas Mirabal

Esta fecha conmemora el asesinato de las tres hermanas Mirabal, el 25 de noviembre de 1960, militantes opositoras a la dictadura que ejerció, durante más de 30 años, Leónidas Trujillo en la República Dominicana.
El 25 de noviembre de 1960 Minerva y María Teresa fueron a visitar a sus esposos a la cárcel, en compañía de su hermana Patria. Miembros de la policía secreta de Trujillo las interceptaron en el camino, las asesinaron y las metieron de nuevo en el vehículo en el que viajaban arrojándolo por un precipicio para simular un accidente. La noticia de estos asesinatos conmovió a la nación dominicana e impulsaron el movimiento anti-trujillo. Finalmente, este dictador fue asesinado en 1961 y su régimen cayó poco después.
Las mariposas representan la lucha de las mujeres contra cualquier tipo de tiranía.
En el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que se llevó a cabo en Bogotá en 1981, se acordó esta fecha como forma de rendir homenaje a tres hermanas dominicanas: Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, conocidas como “las Mariposas”, nombre secreto de Minerva en sus actividades políticas clandestinas.

Para más información sobre la historia de las Hermanas Mirabal se puede leer el libro de Julia Álvarez, En el tiempo de las mariposas, Atlántida, 1994.

A la sombra de la barba del patriarca
METRICA DE LA SUMISIÓN

La barba del patriarca se extiende hasta donde llegan tus cabellos,
no la ves,
porque es invisible a los ojos de las hembras,
ni las perras, ni las zorras ni tú mujer la veis.
La barba de patriarca da más sombra a tu sombra,
pero no te cobija en los días ardientes del verano,
y en la estación fría no deja que la luz derrita la escarcha de la noche.
La barba del patriarca te estrangula la voz,
te tatua en la espalda la cruz o el sello de Salomón
¿Nunca te explicaron los sabios porque no puedes ser sabia?
Sólo te dicen que la sumisión es grata a los ojos del Padre,
y que el conocimiento envenena la sangre,
que ni hijos ni dulces son buenos cuando una mujer descubre los enigmas,
pues su estirpe procede de la astuta serpiente.
La barba del patriarca se extiende y da ritmo a tus ciclos,
ni las burras, ni las camellas ni tu mujer la veis.
desterrada en tu cuerpo, blanqueadas tus dudas con la cal de los fariseos,
sólo sabes que parirás pronto y mal,
o tarde y a destiempo,
mientras el sol sigue su curso.

Conoces el desprecio, sabes que nunca serás ungida,
mira fijamente los ojos del cordero
y verás en ellos la sal a punto de ser agua,
la hoguera o el ara.
Antaño cortejaste con la bestia,
y debes entregar a las barbas del patriarca la cabeza,
arrancar del corazón conocimiento y rebeldía,
parir vástagos, vestirlos con sudario
y abandonalos en las puertas del reino de los cielos,
en las puertas del paraíso del profeta,
en las puertas de la tierra prometida,
en las puertas…
porque tú nunca cruzarás el umbral,
dicen que la sabiduría es invisible a los ojos de las hembras,
y ni la serpiente, ni la zorra ni tú mujer la veis.

Elena Soto del libro Métricas del alma

Augusto Monterroso

Augusto_Monterroso

Imaginación y destino

En la calurosa tarde de verano un hombre descansa acostado, viendo el cielo, bajo un árbol; una manzana cae sobre su cabeza; tiene imaginación, se va a su casa y escribe la Oda a Eva.

La cucaracha soñadora

Recurriendo a la intertextualidad literaria, rinde homenaje a escritores del pasado, como en «La cucaracha soñadora»: «Era una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha»

La mosca que soñaba que era un águila

Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.
En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.
En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos.
Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.

El espejo que no podía dormir

Había una vez un Espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches los guardaban en el mismo cajón del tocador dormían a pierna suelta satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico.

Augusto Monterroso Bonilla (Tegucigalpa, 21 de diciembre de 1921-Ciudad de México, 7 de febrero de 2003).

Obras de Monterroso en  el Centro Virtual Cervantes